Un tapiz de espejos verdes forma el humedal La Segua, el más grande del norte de Manabí, reconocido como el paraíso de las aves acuáticas. Se despliega en 1 836 hectáreas en la extensa sabana entre los cantones Tosagua y Chone.
Se puede ingresar por el sendero de San Antonio a las seis de la mañana que es la mejor hora para el avistamiento. El aleteo de las aves evidencia que no hay un rincón sin su presencia. 200 mil pájaros habitan en la reserva.
Una copa de árboles de guayacán y totora los camufla a lo largo de 600 metros hasta llegar a las riberas del manglar.
La gallareta común de pico rojo navega fácilmente mientras un pato cuervo se posa. El rojizo plumaje del pájaro brujo peruano contrasta con el verde de los árboles. Y cerca, un tirano tropical se distingue por su pecho amarillo.
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